Canto a mi Pueblo
Un labrador que pasa treinta años doblado sobre el surco, sacando vida de la tierra, funda una familia, la mantiene, y forma a sus hijos como hombres de bien, ¿no es un poeta? A su modo, lo es, porque puede llamarse así a quien ha alcanzado un estadio superior en cualquier rama del saber humano.
Los doce poemas que componen Canto a mi pueblo hablan de eso, y son eso: cristalizaciones de poesía, paisajes con la patria de fondo, frescos entrañables donde vibra y campea el sentimiento de pertenencia que discurre en las venas y que, como dice la sabiduría popular, se bebe en la leche materna.
Rafael J. Rodriguez Pérez